El ronquido se produce en casi un 20% de la población adulta. La mayor parte de los roncadores son hombres que normalmente han empezado a roncar en la adolescencia. En algunos casos, el ronquido se puede producir ya en niños, sobre todo si tienen las amígdalas o adenoides engrosadas. Existen una serie de características comunes en las personas que roncan, siendo las más frecuentes: obstrucciones nasales (pólipos, desviación de tabique), engrosamientos de úvula (“campanilla”), paladar blando, adenoides o amígdalas, anomalías anatómicas que causen en una obstrucción de la vía aérea superior y depósitos grasos en las paredes de las misma, típico de las personas obesas.
El denominador común a todas estas situaciones es la existencia de un estrechamiento permanente o funcional que puede tener lugar a diversos niveles de la vía aérea superior, produciéndose una vibración intensa sobre las paredes de la faringe, la cual se transforma en el sonido que nosotros percibimos como ronquido.
Los ronquidos rara vez molestan al que los emite, pero si al que los escucha. Compartir la habitación con un roncador puede ser una experiencia dramática y desesperante.
1. Si el ronquido empeora al dormir “boca arriba” hay que procurar evitar esa posición. Un remedio muy simple, pero eficaz, consiste en introducir dos bolas de tenis en una bolsa de tela. Los extremos superior e inferior de esta bolsa serán a su vez fijados mediante dos imperdibles al dorso de la prenda con la que se duerme. En ocasiones puede ser suficiente elevar hasta 45 grados la cabecera de la cama.
2. El aire seco puede irritar y en ocasiones inflamar la mucosa nasal, por lo que puede ser útil instalar un humidificador en el dormitorio.
3. Algunas comidas contienen sustancias (alergénos) que causan reacciones alérgicas y que pueden contribuir a estrechar las vías aéreas. Aunque la identificación de estas sustancias pueda ser un proceso laborioso, el esfuerzo vale la pena. Para ello se debe de anotar cada día, a lo largo de tres o cuatro semanas, lo que se come (desayuno, comida y cena) y la severidad del ronquido.
4. El alcohol tiende a producir la relajación de la musculatura de la faringe, haciendo que vibre al pasar el aire y provocando el ronquido. Hay que evitar la bebida de sustancias alcohólicas al atardecer.
5. El uso de ciertos medicamentos usados para dormir (benzodiacepinas) empeora el ronquido y la severidad de la apnea del sueño.
6. El tabaco reseca la mucosa de las vías aéreas, inflamándolas. Es necesario tratar de no fumar.
7. Puede ser útil elevar la cabecera de la cama o usar más de una almohada.
8. La cirugía puede ser una alternativa, sobre todo si existe algún tipo de anomalía anatómica que predisponga al ronquido, como por ejemplo una desviación de tabique nasal o un engrosamiento de la úvula y paladar blando. Desde hace algunos años existen técnicas quirúrgicas poco invasivas, que pueden ser realizadas bajo anestesia local y que tienen una recuperación postoperatoria rápida.
9. Los dispositivos de avance mandibular suponen una alternativa no invasiva para tratar el ronquido. Consisten en dispositivos a modo de “fundas dentales” que se utilizan mientras se duerme y que producen un adelanto de la mandíbula con respecto al maxilar superior, ensanchando con ello la zona retrolingual. De esta manera, pueden hacer desaparecer el ronquido y las apneas mientras se utilizan por la noche. Son fáciles de utilizar y el proceso de adaptación requiere habitualmente de pocos días.
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