Las pesadillas: una parasomnia que amenaza nuestra salud emocional
El contenido de nuestros sueños proviene de nuestras propias experiencias vividas durante el mismo día o en eventos anteriores. Por eso las pesadillas y los sueños agradables están estrechamente asociados a las emociones.
Desde hace más de 100 años la comunidad neurocientífica se ha dedicado a investigar ¿qué sucede en nuestro cerebro cuando dormimos? ¿Dónde se construyen los sueños?
El resultado de muchos de estos estudios ha revelado que los sueños ocupan el 95% del tiempo de la fase REM (movimiento ocular rápido) mientras dormimos. Esta es la etapa en la que el sueño es más ligero y sin darnos cuenta estamos entre dormir y estar conscientes.
La responsable de generar los sueños es la corteza cerebral que se mantiene muy activa en la etapa REM pero en décadas recientes los científicos han identificado un área específica en el cerebro que bautizaron como hot zone, a la que le atribuyen el nido de origen de lo que soñamos donde se conjugan nuestras emociones, nuestros recuerdos y nuestras vivencias.
A todos nos gusta soñar bonito pero eventualmente las pesadillas se hacen presentes y dependiendo la frecuencia y la forma en la que alteran nuestra salud mental y emocional, se consideran una parasomnia o trastorno del sueño.
Se describen como una secuencia de sueño perturbador que parece muy real. Las causas pueden ser diversas, no obstante estudios de investigación afirman que están relacionadas con sentimientos de ira, miedo, tristeza, frustración, confusión, culpa.
También se asocian a experiencias negativas de la vida cotidiana como hechos de violencia, persecución o eventos traumáticos.
La toma de ciertos fármacos, alcohol o sustancias estupefacientes, la depresión, trastornos mentales, ver películas de terror e incluso los videojuegos igualmente tienen su parte en las pesadillas.
Un trastorno llamado pesadilla
Esta parasomnia es sumamente común en niños a partir de los 9 o 10 años, sin embargo, todos podemos padecerlas a cualquier edad. Además, si hay familiares con antecedentes de pesadilla u otros trastornos de este tipo es muy probable que tengamos esa tendencia.
Suelen ser inofensivas excepto hasta que se hacen recurrentes, nos mantienen en un estado de angustia durante el día, alteran nuestros patrones al dormir, tememos ir a la cama y entonces se cuentan dentro de la clasificación de trastornos del sueño como “trastorno de pesadillas”.
Si esta condición no se trata a tiempo pueden presentarse complicaciones somnolencia diurna excesiva que afecta la actividad diaria, pérdida de la concentración, alteraciones del estado de ánimo, depresión y ansiedad.
Para quienes sufren de este trastorno del sueño irse a la cama resulta una verdadera pesadilla y de allí se pueden derivar otros problemas de salud.
Cuando la pesadilla es un problema de salud
Tener pesadillas ocasionales es normal y éstas tienen las siguientes características:
- Ocurren generalmente durante la segunda mitad de la noche durante la fase del sueño conocida como «movimiento ocular rápido» (sueño desincronizado).
- El sueño parece tan real que la persona siente cada emoción durante la secuencia que se vuelve cada vez más inquietante en la medida que se desarrolla.
- Las pesadillas te despiertan, hacerlo es como un mecanismo de defensa frente a la sensación de miedo, enojo o tristeza que experimentas.
- Es normal que despiertes transpirando y con el corazón acelerado.
Y se consideran que son un problema de salud que debe ser tratado por un especialista cuando:
- Ocurren con frecuencia y continúan a lo largo del tiempo.
- Interrumpen de forma rutinaria el sueño.
- Causan temor de irse a dormir.
- Causan problemas de conducta o dificultades de funcionamiento durante el día.
- Tienes problemas de insomnio, un trastorno que incrementa el riesgo de tener pesadillas.
El sistema límbico, que es la parte del cerebro encargada de regular las emociones, está activo mientras soñamos y, la amígdala, una estructura responsable de las sensaciones de miedo y ansiedad, aporta lo suyo en las pesadillas. Por eso importante estar atentos a lo que sentimos frente a cada episodio de nuestro día a día porque este es el insumo para tener dulces sueños o terribles pesadillas.