Que no nos quite el sueño volver al trabajo luego del año nuevo
Las fiestas decembrinas y de fin de año, son el momento deseado durante todo el año para disfrutar del tiempo con nuestros familiares y amigos a nuestras anchas. Es cuando pretendemos sacarle partido a nuestra pasión por viajar, compartir con nuestros seres queridos o calmar la necesidad de descanso.
Desestresarnos completamente en vacaciones definitivamente es fantástico para nuestra salud, salvo por un detalle importante: en algún momento las vacaciones y fiesta terminarán y deberemos volver a nuestra realidad del día a día. Mantener ciertos horarios y hábitos puede ser vital para que la vuelta al trabajo no nos produzca estrés e insomnio.
Sin embargo, durante las vacaciones podemos sufrir un choque entre nuestros horarios y nuestras costumbres de siempre. En definitiva, es probable que nuestros hábitos del año desaparezcan durante las pocas semanas que duran las Navidades y que luego retomar el ritmo habitual se haga cuesta arriba. Y que todo esto, en suma, pueda ser el causante de un insomnio profundo en los primeros días de vuelta al trabajo.
Vigilar lo que comemos y tratar de que nuestra dieta no cambie de forma radical durante las vacaciones es un punto fundamental. Que comamos mejor en vacaciones siempre es bueno y puede convertirse en una meta a extender a lo largo del año, pero un cambio importante en nuestra forma de comer puede generar una descompensación y un efecto rebote si no tomamos en cuenta que nuestro aparato digestivo probablemente está acostumbrado a unos ritmos, y que mantenerlos siempre que sean saludables no está de más.
Hacer excesos, incluso alimenticios, viene incluido en las fiestas navideñas y de fin de año.. Pero si durante las vacaciones nos permitimos demasiados cambios podemos arrastrar un malestar general que nos produzca digestiones pesadas por consumir productos con más grasas y azúcares en horarios atípicos. Esto puede provocar que una vez que nos incorporamos a nuestra vida laboral y los horarios cerrados nos surja hambre cuando no solíamos tenerla o menos saludables y, en suma, esto impacte de manera negativa en nuestro bienestar y nuestro sueño.
Cuando cogemos las vacaciones experimentamos una excitación tan maravillosa que nos apetecería lanzar las llaves de nuestra rutina muy lejos, para no tener que volver a ella, pero la mala noticia es que siempre hay que volver.
Los expertos en la materia recomiendan dejar las cosas muy bien cerradas antes de irnos de vacaciones, esto nos ayudará a regresar a nuestra vida laboral con la sensación de que no se nos va a caer el mundo encima cuando tratemos de arrancar el nuevo año con las actividades donde la dejamos.
Si sentimos que regresar al trabajo luego de las fiestas significa volver a un sinfín de tareas por solucionar, las noches antes de volver al trabajo pueden definitivamente convertirse en una sesión continúa de pesadillas: ansiedad sobre problemas, recuerdos de cosas por hacer y estrés por no olvidar nada, lo que en definitiva afectará nuestra calidad de sueño.